17 de marzo | TODOS
«La mano de Jehová cayó sobre los de Asdod y los destruyó, hiriéndolos con tumores, en Asdod y en todo su territorio. Al ver esto, los de Asdod dijeron: “Que no se quede entre nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano se ha endurecido contra nosotros y contra nuestro dios Dagón”» (1 Sam. 5: 6-7).
Gritos de dolor. Tumores malignos consumiendo el cuerpo de hombres, mujeres y niños. Nadie entendía la razón, hasta que alguien relacionó el asunto con el arca de los israelitas.
El arca solo era un recipiente hecho de madera de acacia y cubierto de oro puro. Pero era algo más que material noble: simbolizaba la presencia de Dios. En ella se encontraban guardadas las tablas de piedra de los Diez Mandamientos, escritos por el propio dedo de Dios. Sin embargo, aunque la presencia de Dios se manifestaba a través del arca, eso no necesariamente significaba que las cosas le irían bien al pueblo por el mero hecho de tenerla.
El arca en sí no tenía poderes milagrosos. Tampoco confería poderes especiales a quien la tuviera en posesión. Se hallaba en el campamento de los israelitas cuando lucharon contra Hai, y aun así perdieron la batalla porque uno de ellos no había sido fiel (ver Jos. 7: 1-6).
En otra ocasión, fueron derrotados por los filisteos a pesar de haber llevado el arca a la batalla. Los culpables eran dos sacerdotes desobedientes al Señor (ver 1 Sam. 2: 12; 4: 11). Después de esa victoria, los filisteos se llevaron el arca, pero Dios los azotó con plagas hasta que, finalmente, la devolvieron (5: 1 – 6: 5).
Lo peor que le puede suceder al cristiano es creer que el aspecto comportamental de la fe es suficiente para la salvación. Los israelitas pensaban que porque llevaban el arca a todas partes Dios estaba de su parte, pero quedaron muchas veces frustrados. La verdadera adoración no se reduce a ir al templo, cantar y cumplir con la liturgia religiosa. Va más allá, a las profundidades del corazón, al reconocimiento íntimo y personal de la presencia divina.
¿Qué significa para ti la presencia de Dios? ¿Puedes hacer de tu corazón un templo de adoración y loor a tu Padre eterno?
En Acción
Habla con allegados tuyos sobre la importancia de experimentar la «presencia divina» todo el tiempo y los beneficios que esto trae en la vida de cada uno.