26 de marzo | TODOS

El secreto del éxito de David

«E iba David adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él» (2 Sam. 5: 10).

El joven rey siguió su camino de victoria. Salió de Hebrón en dirección de Jerusalén, habitada por los jebuseos. Cuatrocientos años atrás Dios le había ordenado a Josué que tomara toda la tierra, pero Jerusalén todavía estaba en manos de los jebuseos, quienes, despectivamente, afirmaban que David era tan frágil que podría perder contra un ejército de ciegos y cojos. Sin embargo, los que confían en el Señor no se amilanan ante las amenazas y las injurias del enemigo. Así que David continuó su camino, sin temor, confiando en el poder de Dios.

Aunque se dirigían a la batalla, y los soldados marchaban en clima de guerra, el paisaje era apacible. Cabras que venían de los rastrojos. Pastores que las arreaban. Señoras cansadas que cargaban en sus hombros un poco de leña para cocinar. Nada parecía extraordinario. Pero se estaba preparando la victoria, y el relato bíblico afirma que David tomó la fortaleza de Sión y estableció allí la capital de Israel.

Los jebuseos desaparecieron. El rey David, con apenas treinta años, empezó a ser respetado por los habitantes de aquella tierra. En el texto de hoy leemos cómo prosperaba unido al Señor.
Benditos los seres humanos que aprenden a caminar con Dios. Mientras él esté contigo, las huestes de tus enemigos temblarán. Aunque su orgulloso corazón haga que te amenacen y se burlen de tu fe, marcharás triunfante porque el Creador de los cielos y la tierra irá contigo.

Nada temas. Tu Dios es el Dios de David. No conoce derrota. ¡Haz de ese Dios tu compañero diario y amigo fiel!

En Acción

En tu camino te toparás con piedras, obstáculos e incluso retrocesos. Pero si es el camino que quiere Dios para ti, netamente no dejarás de avanzar, creciendo cada día un poco más.