29 de marzo | TODOS

Traicionado por su propio hijo

«Entonces lo atacaremos en cualquier lugar donde se halle; caeremos sobre él como cae el rocío sobre la tierra, y ni a él ni a ninguno de los que están con él dejaremos con vida» (2 Sam. 17: 12).

Allí en lo hondo del cauce del Jordán, el azul del agua reflejaba su rabia. Con la mente ávida, los largos cabellos desgreñados por los recuerdos, Absalón, sentado en una piedra, acometido de furor, respiraba el oxígeno de su venganza que lo había acompañado hasta Gesur, dominio de su abuelo materno, Talmai.

Absalón permaneció exilado en Gesur después de asesinar a su hermano Amnón, que había violado a su hermana Tamar. Las consecuencias del pecado de David se manifestaban ahora en la vida de sus hijos. El rey vivía rodeado de concubinas y, aunque en la cultura de aquellos días esa conducta fuera aceptable, Dios nunca aprobó la poligamia. Los efectos en las familias en las cuales se practicó este tipo de conducta siempre fueron tristes, por no decir trágicas.

Después de tres años de exilio en Gesur, Absalón regresó por maquinaciones políticas de Joab, pero lo hizo con el corazón cargado de orgullo y rebeldía, y con la obsesión insana de apoderarse del poder, derrocando a su propio padre. Para completar el cuadro, se asesoró de consejeros astutos, uno de los cuales, Husai, le sugirió la manera de matar al rey David y los suyos, como describe el versículo de cabecera.

Los años de su vejez fueron tristes para David. Probó en carne propia el dolor de haber sido arrastrado por sus pasiones. Absalón fue muerto, tras colgar de un árbol por los cabellos y ser atravesado por dardos enemigos.

Triste final, que nos enseña la lección de que la familia es el núcleo donde debiera engendrarse el amor entre sus miembros. Los hijos siguen el ejemplo de los padres. Los frutos de no seguir los consejos divinos aparecen más tarde o más temprano.

En Acción

Medita bien cada paso que des en la vida, sobre todo las grandes decisiones que marcarán tu futuro. Las consecuencias pueden ser imprevisibles y acompañarte el resto de tus días.