4 enero | Niños
«La mujer respondió a la serpiente: —Del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: «No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis» Génesis 3: 2-3
¿Sabías que Dios solía visitar a Adán y Eva en el hermoso jardín del Edén? En este lugar, ellos vivirían felices para siempre, sin conocer la muerte. Dios les mostraba maravillas como el crecimiento de las plantas y cómo los animales construían sus hogares. Había muchas curiosidades que compartía con ellos.
Pero en el centro del jardín, había un árbol muy especial cuyos frutos estaban prohibidos. Dios les advirtió que, si comían de ese árbol, tendrían que dejar el jardín y enfrentar la muerte. Además, les contó sobre un ángel rebelde que había sido expulsado del cielo por su maldad.
Un día, impulsada por la curiosidad, Eva se acercó al árbol prohibido. De repente, una serpiente alada le habló, tentándola a comer el fruto, asegurándole que no moriría. Eva creyó en sus palabras y comió el fruto, dejando entrar en ella al ángel maligno expulsado del cielo.
Esta desobediencia les costó caro: tuvieron que abandonar el jardín y, eventualmente, enfrentar la muerte. Así es como la muerte entró al mundo.
En acción
Conversa con tus padres sobre por qué es importante obedecer. Pregúntales qué piensan sobre la importancia de seguir las reglas y las consecuencias de no hacerlo.