5 enero | Niños
«Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón» Génesis 3: 15.
Después de desobedecer a Dios, Adán y Eva sintieron miedo, vergüenza y culpa, porque desobedecer a Dios trae tristeza. Vieron cómo el mundo comenzó a cambiar: las plantas se secaban y algunos animales empezaron a hacerse daño entre ellos. Estaban muy tristes por las consecuencias de su elección.
A pesar de todo, Dios los amaba y quería que regresaran al jardín del Edén. Pero para arreglar las cosas, era necesario un gran sacrificio para vencer al ángel malvado que los había engañado.
¿Sabías que había una regla que decía que desobedecer a Dios traía la muerte? Dios no quiere que nadie sufra, pero alejarse de él es como alejarse del bien. No podemos estar del lado de Dios y al mismo tiempo del lado del mal.
¿Y quién crees que se ofreció para hacer ese gran sacrificio? ¡Fue Jesús! Él decidió morir por nosotros para que, algún día, Adán, Eva y todos los que creen en su sacrificio puedan vivir de nuevo en paz y felicidad.
En acción
¿Por qué no escribes una carta o haces un dibujo para Jesús, dándole las gracias por esta promesa tan especial de que un día podremos vivir en un lugar tan maravilloso como el jardín del Edén?