7 enero | Niños
«Dijo luego Jehová a Noé: «Entra tú y toda tu familia en el arca, porque sólo a ti he visto justo delante de mí en esta generación… E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová» Génesis 7: 1, 5
¡Imagina cuánto creció la familia de Adán y Eva! Llegaron hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos, llenando la tierra de gente. Pero, con el tiempo, muchas de estas personas olvidaron amar a Dios. En lugar de eso, empezaron a adorar a otros dioses y no seguían el camino del bien.
Aun así, había algunas personas buenas que continuaban adorando a Dios de verdad. Noé era una de ellas, un hombre que siempre escuchaba y seguía a Dios. Un día, Dios le dio a Noé una misión muy especial: construir un arca enorme. Esta arca sería un refugio seguro contra un gran diluvio que Dios enviaría para limpiar la tierra de toda maldad.
Nunca había llovido antes, pero Noé confiaba en Dios y comenzó a construir el arca, tal como se lo habían pedido. Intentó advertir a los demás sobre el diluvio que venía, pero la gente no le creía y se burlaba de él.
Finalmente, cuando el arca estuvo lista, Noé, su familia, y parejas de cada tipo de animal entraron en ella. Luego llegó el diluvio, y solo ellos se salvaron, gracias a su fe y obediencia. El resto de la tierra fue cubierta por las aguas.
En acción
¿Te gustaría dibujar el Arca de Noé? Intenta también recortar dibujos de diferentes animales y pégales en el arca. Será como crear tu propia versión de esta gran historia.