11 enero | Niños
«¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo» Génesis 18: 14.
Dios decidió cambiar los nombres de Abram y Sarai a Abraham y Sara, marcando un nuevo comienzo en sus vidas y recordándoles la promesa divina que él estaba decidido a cumplir. A pesar de su avanzada edad, con sus cabellos plateados por el paso de los años, recibieron un regalo milagroso: un hijo al que llamaron Isaac.
Piensa por un momento en tus abuelos en la situación de Abraham y Sara, recibiendo un bebé. Es un recordatorio poderoso de que lo que puede parecer imposible para nosotros es completamente posible para Dios.
La visión de Dios para Isaac era grande: tendría descendencia, y de ella surgiría una nación distinguida y bendecida, dedicada a amar y servir solo a Dios. Esta nación tendría una misión vital: compartir el amor de Dios con el mundo y revelar el plan divino de restauración, llevando a la humanidad de vuelta al esplendor del jardín del Edén. ¿Lograrían llevar a cabo esta grandiosa misión?
En acción
Junto con tus padres, crea un árbol genealógico que comience con tus abuelos y se extienda hasta ti. Conversa con ellos sobre las historias, los caracteres y las vidas de cada miembro de tu familia, descubriendo cómo cada uno contribuye a tu propia historia.