27 abril | Niños
«Pero ellos se mofaban de los mensajeros de Dios» 2 Crónicas 36: 16
La ciudad de Jerusalén llenó de orgullo al pueblo y al rey. Tenía el maravilloso templo construido por Salomón. Se creían importantes porque Dios los había escogido como nación especial.
Pero como nación especial tenían que ser obedientes para seguir recibiendo las bendiciones de Dios, y para hablar de Él a las demás naciones.
Varios reyes y el pueblo desobedecieron a Dios y se convirtieron en adoradores de ídolos.
Muchas, muchas veces, Dios envió mensajeros y profetas para advertirles, pero ellos se rieron de estos hombres.
Dios no podía seguir permitiendo que lo desobedecieran así. Por eso dejó que los enemigos invadieran Jerusalén. Fue una situación triste. Quemaron la ciudad y el templo. ¡Y todo fue destruido!
En acción
El resultado de la desobediencia es el sufrimiento. Pide a Dios que te ayude a aprender la importante lección de la obediencia.