7 mayo | Niños
«Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios» Job 19: 25, 26
Job estaba cansado de oír las cosas que decían sus falsos amigos. Hablaban y hablaban.
Job trató de explicarles, pero no les importó. Job les rogó que dejaran de acusarlo. Él no había hecho nada malo.
Job estaba cada vez más enfermo. Había perdido mucho peso y se había vuelto muy feo, tan feo que la gente pasaba a su lado y le daba la espalda por miedo y vergüenza. Todos sus amigos se habían alejado de él. Se sentía solo y abandonado.
Aunque gemía y lloraba de tanto dolor y tristeza, Job les dijo a aquellos tres hombres que seguiría creyendo y confiando en Dios, porque Dios lo sabía todo. Un día todo su dolor y sufrimiento terminarían, y las cosas se arreglarían.
En acción
Repite el versículo: «Porque yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre la tierra» Job 19: 25