8 mayo | Niños

La grandeza de Dios

«El temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia» Job 28: 28.

Job se rascó las llagas de los pies. Luego comenzaron a picarle también las llagas de las piernas y los brazos. Job lloraba porque le dolían y era inútil frotárselas, ya que la comezón no desaparecía. Hasta la cabeza empezó a picarle.

Finalmente, Job sintió un poco de alivio. Y dijo: «¡Me está yendo mal en todo!». Luego respiró hondo y miró al cielo. Estaba seguro de que Dios no estaba cruzado de brazos sin hacer nada. Después de todo, él es el Creador de todo. Job empezó a contar a los tres hombres que habían venido a verle sobre las piedras preciosas creadas por Dios: oro, plata, zafiro, rubí, topacio... Es Dios quien hace brotar los ríos de las rocas. Dios sabe mucho más que los hombres. Lo ve todo, desde el principio hasta el final.

Satanás miraba atemorizado. ¿Por qué Job no maldijo a Dios? Estaba seguro de que Job iba a maldecir a Dios, pero no lo hizo. ¿Aparecería Dios para explicarle a Job todo lo que estaba sucediendo?

En acción

Dibuja dos cosas hermosas que Dios haya creado.