30 mayo | Niños
«El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano» Salmo 92: 12
Las palmeras son increíbles, ¿verdad? Comienzan siendo una semillita tan pequeña y crecen hasta convertirse en árboles altos y elegantes. Imagínate, ¡todo eso de una semilla diminuta! Es fascinante cómo necesitan sol, agua y una buena tierra para crecer fuertes y saludables.
Y justo como las palmeras se mantienen firmes incluso cuando el viento sopla fuerte, tú también puedes ser fuerte en la vida, enfrentando cualquier desafío con valentía. Esto es porque tienes a alguien muy especial que te ayuda: Dios. Él quiere verte crecer feliz, lleno de amor y fuerza, como esas majestuosas palmeras.
¿Te has sentido alguna vez triste o solo? Recuerda que Dios está contigo, ayudándote a sonreír de nuevo, porque eres muy importante para él. ¡Él es tu mejor amigo y siempre está a tu lado!
En acción
¿Qué te parece si plantas tu propia semilla de alguna planta que crezca por la zona en donde vives? Sería un lindo proyecto. Busca una maceta, tierra, y la semilla de la planta que quieras que crezca. Plántala con cuidado, riégala, y ponla donde reciba sol. Mientras cuidas de tu plantita, piensa en cómo Dios cuida de ti. ¡Ve cómo crece tu palmera y cómo tú también creces con la ayuda de Dios!