21 julio | Niños
«Bajaron a Jeremías con sogas a la cisterna, en la que no había agua, sino barro; y se hundió Jeremías en el barro» Jeremías 38: 6
Jeremías nació en una familia que amaba a Dios. Fue escogido por Dios para ser un profeta, encargado de compartir mensajes de Dios sobre cosas que sucederán en el futuro.
Jeremías vivió en un periodo turbulento para la nación judía. Ya que esta se estaba desviando del sendero divino, él recibía mensajes de Dios destinados tanto al rey como al pueblo, advirtiendo sobre las consecuencias de sus acciones contrarias a la voluntad de Dios. Estas profecías, a menudo sombrías, enojaban al monarca, llevando
a la detención de Jeremías y, en una ocasión, a ser arrojado a un pozo lleno de lodo.
Atrapado en la oscuridad y el barro, Jeremías vivió momentos de desesperación hasta que un alma caritativa lo rescató. A pesar de los peligros y sufrimientos, Jeremías eligió la lealtad a Dios sobre la complacencia hacia el poder terrenal.
En acción
Imagina y dibuja el pozo de barro que se convirtió en prisión temporal para Jeremías. Este ejercicio no solo te permitirá explorar tu creatividad, sino que también te ayudará a reflexionar sobre la fortaleza y fe de Jeremías frente a las adversidades.