22 julio | Niños
«¿Y tú buscas para ti grandezas? ¡No las busques!» Jeremías 45: 5.
El profeta Jeremías contaba con un asistente llamado Baruc. Este no solo era inteligente y proveniente de una familia distinguida, sino que además era responsable de escribir y transmitir las profecías de Jeremías a los reyes.
Por ejemplo, antes de que el rey Nabucodonosor invadiera Jerusalén, Baruc llevó el mensaje de Jeremías al rey Joaquín de Judá. «¡Mira, rey, por culpa de la desobediencia, Babilonia va a destruir nuestra nación!». La respuesta del rey fue de furia, quemando el pergamino de Baruc con las profecías, y ordenando la captura tanto de Baruc como de Jeremías. Sin embargo, mediante la intervención divina, ellos lograron permanecer ocultos de la vista del rey y de sus perseguidores.
Dios instruyó a Baruc para reescribir el mensaje en otro pergamino, tarea que Baruc cumplió a pesar del peligro inminente. Aunque tenía la opción de buscar una vida de fama y riqueza, eligió obedecer a Dios, entendiendo que las verdaderas recompensas no se encuentran en los tesoros terrenales, sino en el servicio fiel hacia Dios y en las promesas celestiales.
En acción
Reflexiona sobre las veces que has tenido que elegir entre el camino fácil y el servicio a Dios. Ora pidiendo fortaleza para siempre elegir el camino que Dios tiene para ti, sabiendo que las recompensas celestiales superan cualquier ganancia terrenal.