28 julio | Niños

Niños que se arrepienten

«Porque yo no quiero la muerte del que muere, dice Jehová, el Señor. ¡Convertíos, pues, y viviréis!» Ezequiel 18: 32

Nuestros corazones están sucios por causa del pecado, ¿lo sabías? Esto nos hace a veces querer solo lo nuestro, sentirnos superiores a los demás, o no querer compartir. Pero aquí viene la parte increíble: cuando le abrimos nuestro corazón a Jesús, ¡él se pone manos a la obra para limpiarlo cada día!

Dios es el experto en hacer que nuestros corazones estén limpios y llenos de amor, pero también tenemos una tarea que hacer. ¿Te imaginas cuál es? Cada vez que nos equivoquemos o desobedezcamos, podemos ir corriendo a decirle: «Oops, Dios, me equivoqué. Lo siento mucho. ¿Me puedes ayudar a hacerlo mejor la próxima vez?».

Dios se pone super feliz cuando hacemos esto y se apresura a limpiar nuestro corazón.

En acción

¿Qué te parece si hacemos algo divertido para recordarlo? Puedes recortar un corazón de papel blanco y pegarlo en algún lugar especial de tu cuarto o en la nevera. Cada vez que lo veas, recuerda lo limpio y brillante que Jesús quiere mantener tu corazón.