5 agosto | Niños

En un foso con leones

«Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicieran daño, porque ante él fui hallado inocente» Daniel 6: 22.

Daniel era muy inteligente y un excelente funcionario del palacio real. Él también era fiel a Dios y oraba tres veces al día.

A Darío, el nuevo rey de la nación, le caía muy bien. Esto hizo que los demás funcionarios del rey sintieran celos de Daniel. Querían encontrar algo malo en Daniel para hablar mal de él al rey, pero no encontraron nada.

Entonces, decidieron crear una ley que obligaba a la gente a orar solo al rey y quien desobedeciera la ley sería arrojado al foso de los leones hambrientos y engañaron al rey para que la firmase.

¡Ah! Cuando vieron a Daniel de rodillas orando a Dios, corrieron a contárselo al rey. ¡Qué tristeza! El rey tuvo que enviar a su amigo al foso de los leones.

El rey ni siquiera pudo dormir esa noche porque estaba preocupado. Temprano a la mañana siguiente, fue al foso y gritó: «Daniel, ¿te ha protegido tu Dios de los leones?».

«¡Sí, mi rey! Aquí estoy. Un ángel cerró la boca de los leones».

En acción

Dibuja a Daniel en el foso de los leones.