16 agosto | Niños
«Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente
hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios» Miqueas 6: 8.
¿Te gustaría agradar a Dios? Piensa un momento, ¿cómo crees que podemos lograrlo? En el pasado, el pueblo de Israel también quería agradar a Dios. Se esforzaban mucho en sus ceremonias, llevando a cabo sacrificios y vistiéndose de manera especial para ir al templo.
Estas acciones, por sí mismas, no son malas. Sin embargo, Dios notó algo importante: aunque todo se veía bien por fuera, dentro de sus corazones había un problema grande. Ellos no eran sinceros en sus acciones; había mentiras, engaños, y no se preocupaban por aquellos que realmente necesitaban ayuda.
Para Dios, lo más importante no es cómo nos vemos por fuera, sino cómo somos por dentro. Él prefiere que seamos honestos, obedientes, amables y que tratemos bien a los demás. Esto es lo que realmente hace feliz a Dios.
En acción
¿Qué tal si hoy buscas una forma de ser amable con alguien? Puede ser ayudando en casa sin que te lo pidan, compartiendo tus juguetes, o simplemente dando una sonrisa. Después, ¿por qué no le cuentas a tus padres cómo te sentiste al hacerlo?