27 agosto | Niños
«Y Jesús, después que fue bautizado, subió enseguida del agua, y en ese momento los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él» Mateo 3: 16
Juan el Bautista era un siervo de Dios. Era el primo de Jesús e hizo su trabajo predicando a las multitudes de que el reino de Dios estaba cerca, y que la gente debía arrepentirse de sus pecados y bautizarse.
Así pues, la gente se sumergía en el río Jordán, siendo bautizada por Juan el Bautista. El bautismo es un acto que simboliza que nos arrepentimos de todo lo que hemos hecho, y que aceptamos que el Espíritu Santo guíe siempre nuestra vida.
Un día, Jesús apareció durante un bautismo y le pidió a Juan que lo bautizara a él también. Juan lo bautizó. Como símbolo de la alegría que Dios sentía, envió una paloma que se posó sobre Jesús, y Dios dijo: «¡Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia!».
¿Tú también deseas ser bautizado algún día?
En acción
Dibuja la paloma que se posó sobre Jesús cuando fue bautizado.