5 septiembre | Niños
«Entonces se acercó uno y le dijo: —Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?» Mateo 19: 16.
Mientras Jesús predicaba, había un joven muy rico que observaba a Jesús de lejos. Tenía muchas posesiones y mucho dinero, pero su corazón estaba vacío. Observó cómo Jesús atendía a los niños pequeños, tomándolos en sus brazos, y sintió un gran deseo de hablar con Jesús.
Se acercó a Jesús y le preguntó qué debía hacer para ir al Cielo. Jesús le dijo que debía ser obediente y cumplir todos los mandamientos. El joven se entusiasmó y dijo: «Oh, Jesús, entonces estoy haciendo todo bien, porque honro a mis padres, no mato y guardo los demás mandamientos».
Jesús entonces dijo: «Bueno, joven, tú quieres ser perfecto, ¿no? Entonces vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres».
El joven inclinó la cabeza, pensó un rato y se marchó.
¿Por qué hizo esto? Porque era egoísta y había hecho del dinero su ídolo. Dios no era lo más importante en su vida. Jesús conocía su corazón y se entristeció porque había hecho una mala elección.
En acción
¿Qué es lo más importante para ti? ¿Tus juguetes, tu casa, tu mamá y tu papá, o Jesús?