11 septiembre | Niños
«Entonces tomó los cinco panes y los dos peces y, levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes y dio a sus discípulos para que los pusieran delante; también repartió los dos peces entre todos» Marcos 6: 41
Jesús y sus discípulos estaban muy cansados. Se pasaban el día curando, visitando, predicando y atendiendo a la gente. A veces ni siquiera tenían tiempo para comer.
Un día, llamó a los discípulos a un lugar lejano donde podrían descansar. Pero la gente se enteró de que Jesús estaba allí, y una persona se lo contó a otra hasta que apareció una multitud.
Jesús, compadecido de aquella gente, dejó a un lado su cansancio y les predicó durante todo el día. Era casi de noche y nadie había comido. ¿Y ahora qué? Jesús preguntó si alguien allí tenía algo de comida y apareció un niño que tenía cinco panes y dos pececillos.
Entonces Jesús oró por esa comida y pidió a los discípulos que la distribuyeran entre la gente. De repente, ¡había muchísimos panes y muchísimos peces! Había tantos que toda la multitud pudo comer. ¡Jesús había hecho un milagro!
En acción
Dibuja los cinco panes y los dos pececillos que Jesús multiplicó.