13 septiembre | Niños
«Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios» Marcos 10: 14.
Jesús amaba a los niños. Le encantaba que vinieran a él, ofreciéndoles su amor y sus sonrisas. Dondequiera que iba, los niños corrían hacia él.
Las madres judías solían llevar a sus hijos pequeños a un maestro o rabino para que los bendijera.
Un día, algunas madres fueron a Jesús con sus hijos. Algunos eran muy pequeños, otros eran más grandes, y otros ya eran adolescentes. Los discípulos las miraron con desaprobación. Pensaban que estaban obstaculizando la obra de Jesús y les dijeron que se fueran de allí.
A Jesús no le gustó su actitud. Vio el cariño de aquellas madres al llevarle a sus hijos y supo que querían educarlos y enseñarles el amor de Dios.
Por eso, Jesús regañó a los discípulos: «Se equivocan al echar a las madres. Dejen que los niños vengan a mí. ¡No se interpongan porque mi reino también es de ellos!».
Entonces, Jesús tomó a algunos de ellos en su regazo y luego los bendijo a todos. Imagino que los discípulos se sintieron muy avergonzados, pero las madres se fueron felices a casa. Los niños estaban aún más contentos porque habían recibido el cariño de Jesús.
En acción
Repite el versículo: «Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios» Marcos 10: 14.