22 septiembre | Niños
«Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente» Lucas 15: 10
Una vez, los líderes judíos se quejaron de que Jesús se juntaba mucho con los pecadores y que comía con ellos.
Entonces Jesús dijo: «¡Yo he venido al mundo por los pecadores! Los amo y quiero llevarlos al cielo».
Y les contó tres historias.
La primera era la de la oveja que se había alejado de las demás. El pastor dejó el rebaño en el redil y fue tras la oveja perdida hasta que la encontró. Cuando volvió, ¡hizo una fiesta porque estaba muy contento!
La segunda historia trataba de la mujer que había perdido su moneda. Quitó las alfombras de la casa y barrió todos los rincones hasta que la encontró. Estaba tan contenta que reunió a sus vecinos para celebrarlo.
La tercera historia era sobre un padre y sus dos hijos. El menor quería irse de casa y le pidió a su padre la herencia. El padre se entristeció, pero el hijo se marchó, se gastó todo su dinero y, sin comida, se fue a comer a una pocilga con los cerdos. Luego decidió volver a casa de su padre y el padre estaba tan contento de tener a su hijo de vuelta que le organizó una hermosa fiesta.
Al igual que con el pastor de la oveja perdida, la mujer de la moneda perdida, y el padre cuyo hijo regresó a casa, celebrando todos con mucha alegría, ¡hay gran alegría en el cielo cuando un pecador se arrepiente y decide seguir a Jesús para siempre!
En acción
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