9 octubre | Niños

La promesa del Spíritu Santo

«Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos» Hechos 1: 8

Jesús había terminado su obra aquí en la tierra y era hora de regresar a su verdadero hogar en el cielo. Pero no iba a dejar a sus amigos solos.

Por eso prometió que les enviaría a Dios, el Espíritu Santo, en su lugar. Jesús tendría otra misión en el cielo, y sería el Espíritu Santo quien les acompañaría en todo lo que hicieran, ayudándoles, animándoles y dándoles alegría para seguir contando a los demás la historia del amor de Jesús.

Tan pronto como Jesús terminó de hacer esta promesa a sus discípulos, comenzó a subir más y más alto, hasta que una nube lo cubrió.

De repente aparecieron dos ángeles y dijeron a los discípulos: «Estáis mirando hacia arriba, pero ya no podéis ver a Jesús. No os preocupéis. Este mismo Jesús que acabáis de ver volverá algún día».

Los discípulos salieron de allí animados, ¡porque el Espíritu Santo vendría pronto para quedarse con ellos!

En acción

Uno de los símbolos del Espíritu Santo es una paloma. ¿Puedes dibujar una?