10 octubre | Niños
«Pedro les dijo: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo» Hechos 2: 38
¿Recuerdas alguna vez que hiciste algo que no estaba bien y te sentiste mal después? Quizás fue algo que hizo que tus papás se sintieran tristes o preocupados. Esa sensación de tristeza que sientes por dentro cuando haces algo malo es lo que llamamos arrepentimiento.
Pedro, un amigo muy cercano de Jesús y un gran predicador, hablaba a las personas sobre este sentimiento. Él les explicaba que, al igual que nos sentimos tristes cuando hacemos algo que no les gusta a nuestros padres, nos sentimos arrepentidos cuando hacemos cosas que no le gustan a Dios.
Pero aquí viene lo más importante: Dios no quiere que estemos tristes por siempre. Él quiere que nos arrepintamos, quiere que confesemos nuestros pecados, lo cual significa que le decimos a Dios que lo sentimos y que queremos cambiar para dejar de hacer esas cosas malas. No porque tengamos miedo de un castigo, sino porque de verdad deseamos ser mejores y hacer feliz a Dios.
Dios detesta el pecado, sí, pero ama muchísimo a los pecadores y quiere que todos seamos felices. Así que cuando te sientas triste por haber hecho algo malo, recuerda que puedes hablar con Dios sobre ello. Puedes hacer de Dios tu mejor amigo, conversando con él todos los días y llevándolo contigo a donde vayas. Arrepentirte es como darte un baño refrescante que limpia tu corazón y lo hace tan limpio como el de Jesús.
En acción
¿Por qué no haces un dibujo de cómo te gustaría que fuera tu corazón? Imagina un corazón brillante, limpio y lleno de amor, justo como el de Jesús. Puedes dibujarlo lleno de colores que representen todas las cosas buenas que quieres tener en tu corazón.