13 octubre | Niños
«Repentinamente lo rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra oyó una voz que le decía: —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Hechos 9: 3, 4
Junto a aquellos hombres que habían arrojado piedras contra Esteban, había un joven muy inteligente. Él también había ayudado a aquellos hombres malvados. Se llamaba Saulo.
Saulo no creía que Jesús fuera Dios y empezó a perseguir a los que contaban su historia. Salía con soldados en busca de todos los amigos de Jesús que encontraba y los arrestaba.
Todos los que eran amigos de Jesús tenían que huir y esconderse.
Un día, Saulo iba a Damasco con los soldados para arrestar a más amigos de Jesús.
Entonces apareció una luz muy brillante. Saulo cayó al suelo y oyó una voz que decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Has perseguido y arrestado a mis amigos todo este tiempo. Ahora sabes que soy Dios, así que te convertirás en mi amigo, y también hablarás a otros de mi amor por ellos».
Desde aquel día, Saulo no volvió a perseguir a los amigos de Jesús y se convirtió en Pablo, ¡un gran predicador!
En acción
Dibuja la luz brillante que vio Pablo.