29 enero | Niños
«Tú hablarás a los hijos de Israel y les dirás: “En verdad vosotros guardaréis mis sábados, porque es una señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico» Éxodo 31: 13.
¿Recuerdas que en el séptimo día Dios creó el sábado? Dios también santificó este día.
Cuando Dios entregó los Diez Mandamientos al pueblo de Israel, hizo hincapié en la observancia del sábado: «Acuérdate del día de reposo».
La importancia de este día fue reafirmada tras la construcción del Santuario, cuando Dios instruyó a Moisés para recordarle al pueblo la eterna vigencia del sábado. Este día debía ser observado no solo por la generación de aquella época, sino por todas las futuras generaciones como un pacto perpetuo.
El sábado se convirtió así en una señal sagrada y eterna entre Dios y su pueblo, un símbolo de amor, obediencia y fidelidad hacia el Creador. Es un tiempo dedicado a la renovación espiritual, al descanso físico y al fortalecimiento de la comunidad y la familia.
En acción
Unamos nuestras voces en oración: «Querido Dios, te estamos profundamente agradecidos por el regalo del sábado. Guíanos para honrar este día como tú lo has ordenado, recordándonos descansar en tu amor y fidelidad. Amén».