19 octubre | Niños
«Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció» Hechos 28: 5
Pablo viajaba mucho. A veces enfrentaba grandes tormentas.
Una vez estaba viajando con otros prisioneros, y el barco se atascó en un arenal. El capitán les dijo a todos que agarraran algunos trozos de madera y nadaran hasta la orilla. Aquel lugar era una isla y se llamaba Malta.
Los habitantes del lugar trataron a los viajeros con gran amabilidad. Encendieron un fuego para que se calentaran ya que llovía y estaban mojados y con frío.
Pablo quiso ayudar y recogió algunos palos para echarlos al fuego. Echó los palos al fuego y, de repente, una serpiente que estaba en medio de los palos, intentando escapar del calor del fuego, saltó sobre la mano de Pablo y la mordió.
Los hombres esperaban ver a Pablo caer enfermo o incluso morir por la mordedura. Pero ¿qué crees que pasó? ¡Nada! Pablo estaba bien; no le sucedió nada malo. Dios lo protegió de un peligro que parecía mortal.
Este increíble suceso nos enseña que, incluso en las situaciones más peligrosas, si confiamos en Dios, él puede protegernos. Pablo tenía una misión muy importante, y Dios no permitió que una serpiente lo detuviera. A veces, podemos enfrentar «serpientes» en nuestras vidas, problemas o situaciones que nos asustan. Pero si confiamos en Dios, él estará con nosotros y nos protegerá.
En acción
¿Puedes dibujar a Pablo con la serpiente en la mano, mostrando cómo confiaba en Dios incluso en ese momento peligroso? Piensa en cómo Dios te ha protegido a ti y a tu familia y comparte una de esas historias mientras dibujas.