30 enero | Niños

Un hombre muy bondadoso

Moisés dijo: «—Señor, si en verdad he hallado gracia a tus ojos, que vaya ahora el Señor en medio de nosotros. Éste es un pueblo muy terco, pero perdona nuestra maldad y nuestro pecado, y acéptanos como tu heredad» Éxodo 34: 9

Moisés es recordado como el hombre más manso sobre la tierra, una cualidad que demostró a través de su inmensa paciencia al liderar al pueblo de Israel. A pesar de estar constantemente rodeado de quejas sobre los más variados temas, desde el deseo de regresar a Egipto hasta reclamos por la comida y el clima, Moisés mantuvo su compostura y liderazgo.

El pueblo de Israel, durante su travesía por el desierto, manifestó su inconformidad en numerosas ocasiones, añorando incluso la vida en Egipto frente a los desafíos del viaje hacia la libertad. Sin embargo, Dios siempre proveyó para sus necesidades, protegiéndolos del sol con una nube durante el día y guiándolos con una columna de fuego por la noche.

A pesar de estas muestras de cuidado divino, las quejas continuaron hasta el punto de que, durante la ausencia de Moisés en el monte Sinaí, el pueblo construyó y adoró a un becerro de oro. Esta acción llenó de tristeza a Dios, pero Moisés, con un corazón lleno de amor y compasión por su pueblo, intercedió ante Dios pidiendo misericordia y perdón para ellos.

Y Dios, en su infinita bondad, perdonó al pueblo.

En acción

Reflexiona sobre un momento en que hayas desobedecido a tus padres. ¿Buscaste su perdón? ¿Cómo respondieron? Piensa en la importancia de pedir perdón y el valor del perdón en las relaciones familiares y con Dios.