7 noviembre | Niños

Una espina en el dedo

«Porque mi poder se perfecciona en la debilidad» 2 Corintios 12: 9

¿Has tenido alguna vez una espina en el dedo? ¿Te dolió? ¿Te la has sacado?

Una vez, el apóstol Pablo dijo que algo le hacía sufrir como si tuviera una espina clavada en el cuerpo todos los días. No sé qué tenía, pero le pidió muchas veces a Dios que lo librara de ese dolor.

¿Sabes qué le respondió Dios? «Pablo, mi querido hijo, ya te he perdonado por perseguir a mis amigos en el pasado, ya te he prometido la vida eterna en el cielo. ¡Eso es suficiente! Por ahora, seguirás con tu problema para que no te creas demasiado bueno, y para que recuerdes siempre que soy yo quien hace que todo lo bueno te sucede… tú no eres responsable de esas cosas».

Entonces Pablo dijo: «¡Está bien, Señor! El Señor sabe lo que es mejor».

Nadie necesita tener mucho dinero, ser famoso o estudiar mucho para hacer la obra de Dios y hablar a otros de Jesús. Solo necesitas querer y pedir ayuda a Dios para hacerlo. ¡Él es quien hace el trabajo!

En acción

¿Qué te gustaría hacer por Jesús? Díselo a tus padres.