27 noviembre | Niños

Hijos preciados

«Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad» 2 Timoteo 2: 15

Timoteo era hijo de un padre que adoraba a otros dioses. Pero su madre y su abuela judías amaban a Dios y le enseñaron a ser un soldado de Jesús.

Conocían la historia de Jesús y decidieron servirle. Timoteo era joven y podría haber elegido ganar mucho dinero, pero decidió trabajar para Jesús.

Timoteo conoció al apóstol Pablo y como él no tenía hijos, Timoteo llegó a ser como un hijo para él. Timoteo le ayudó mucho sirviendo en varias iglesias repartidas por toda Grecia.

Cuando Pablo fue arrestado en Roma, había un emperador malvado, llamado Nerón, que quería matarlo. Pablo era viejo y pensaba que no volvería a ver a Timoteo, y se preocupó mucho por su hijo del corazón.

Así que le escribió cartas a Timoteo: «Querido hijo, ¡qué hermoso trabajo estás haciendo para Jesús! ¡Sigue así! ¡Sé un fiel soldado de Jesús! No hagas nada de lo que luego te avergüences».

¿Crees que eres demasiado pequeño para contar a los demás la historia de Jesús? Recuerda siempre la historia de Timoteo y el consejo que le dio Pablo.

En acción

No tienes que crecer para empezar a trabajar por y para Jesús. ¿Por qué no empiezas hoy mismo?