29 noviembre | Niños
«Por lo demás, me está reservada la corona de justicia» 2 Timoteo 4: 8
Jesús vino al mundo para hacer un gran sacrificio. Dio todo lo que tenía. Dio su sangre y su vida.
Pablo amaba a Jesús y se sentía tan agradecido de que Jesús lo amara y lo salvara, que decidió entregar su vida a Dios. ¿Cómo lo hizo? Después de conocer a Jesús, decidió hablar de él todos los días de su vida. Sabía que a Satanás no le gustaría esto y obstaculizaría su trabajo, pero no le importó. Hablar de Jesús y estar en el cielo algún día era más importante incluso que su vida.
Pablo ya era un anciano y sabía que pronto su vida terminaría, pero estaba contento de haber hablado tanto de Jesús. Dijo: «¡Ya hice mi parte! Fui un buen soldado y corredor para Jesús. Sé que mi premio está en el cielo y que Dios me tiene reservada una corona cuando vuelva».
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