3 febrero | Niños

La consagración

«Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua» Levítico 8: 6

Aarón, el hermano de Moisés, fue escogido por Dios para ser el sumo sacerdote del Santuario, mientras que sus hijos, Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, servirían como sacerdotes. Las responsabilidades que asumirían dentro del templo eran de la mayor importancia, anticipando las funciones que Jesús mismo desempeñaría en el cielo.

Para preparar a Aarón para su sagrado oficio, fue revestido con atuendos especiales que simbolizaban su papel único: una túnica especial, un cinturón, el efod sacerdotal y un manto, junto con la coraza decorada con piedras preciosas, y el Urim y el Tumim, por medio de los cuales Dios guiaría a su pueblo. Sobre su cabeza, se colocó un turbante adornado con una corona de oro, marcándolo como líder espiritual del pueblo de Israel.

Moisés, siguiendo las instrucciones divinas, ungió el tabernáculo y todos los objetos sagrados con aceite, consagrándolos a Dios. De igual manera, ungió a Aarón, simbolizando la presencia y la bendición de Dios sobre él. Los hijos de Aarón también recibieron vestiduras, cinturones y turbantes, marcando su dedicación al servicio divino.

En acción

Aunque no tengamos fotos del sumo sacerdote y su indumentaria exacta, puedes pedirle a tus padres que te ayuden a buscar imágenes o descripciones de cómo sería el atuendo de un sumo sacerdote listo para servir en el Santuario, reflexionando sobre el significado y la belleza de estas vestiduras consagradas.