18 diciembre | Niños
«Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma» 3 Juan 1: 2
Juan, el discípulo amado, escribió una carta a un fiel discípulo llamado Gayo. Este hablaba de Jesús a otras personas y era muy leal.
Juan quería que Gayo tuviera buena salud. ¿Y tú?, ¿eres saludable? Algunos niños comen todo el día, comen muchos dulces y chucherías; otros pasan horas delante de la televisión u otro aparato electrónico, y no corren ni juegan al aire libre.
Es muy importante cuidar la salud. ¿Sabes por qué? Todo lo que comemos y bebemos se convierte en sangre, y la sangre lleva nutrientes a todo el cuerpo y al cerebro.
Si te pones la mano en la frente, tocas el lugar del cerebro donde Dios nos habla. Si la sangre que va al cerebro está llena de impurezas, te enfermarás y no percibirás la voz de Dios.
Pero no es solo lo que comes o bebes lo que entorpece tu salud, sino también lo que oyes y ves. ¡Cuida tu salud!
En acción
Dibuja dos cosas buenas para tu salud que te gusten.