10 febrero | Niños
«Haz que se acerque la tribu de Leví, y ponla delante del sacerdote Aarón, para que lo sirvan» Números 3: 6
¿Recuerdas a Jacob, el padre de José, que fue vendido a Egipto? Jacob tuvo a José y a otros once hijos. ¿Contamos hasta doce? Así aparecieron las doce tribus o familias que formaron el pueblo de Israel.
La tribu de Leví, a la cual pertenecían Moisés y Aarón, recibió una tarea especial directamente de Dios. Moisés fue instruido para convocar a los hombres de esta tribu para que asumieran roles cruciales en el servicio y mantenimiento del Santuario. Su labor no era simplemente de orden práctico; simbolizaba una vocación espiritual profunda, parecida a la de pastores y líderes espirituales en la comunidad de fe.
Era un trabajo muy especial, y todo debía hacerse con orden y reverencia.
Los levitas se encargaban de diversas tareas, desde el cuidado de la cubierta y las cortinas hasta la responsabilidad sobre el arca, la mesa, el candelabro y los altares. También se ocupaban de los armazones del tabernáculo y de las columnas. Cada objeto sagrado y cada parte del Santuario tenía asignado un levita responsable de su cuidado, arreglo y transporte. Qué privilegio debe haber sido ser levita y ayudar en los servicios del Santuario, ¿verdad?
En acción
¿Vas a la Escuela Sabática los sábados? Pídele a tu maestro/a para participar en alguna actividad: recogiendo las ofrendas, guardando los lápices de colores y otros objetos que utiliza el maestro u ordenando las sillas. Al hacerlo, estarás siguiendo el ejemplo de servicio y dedicación de los levitas, desempeñando un papel valioso en tu comunidad de fe.