13 febrero | Niños

¡Buenas noticias!

«Si Jehová se agrada de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel» Números 14: 8

Cuando el pueblo de Israel se encontraba a las puertas de la Tierra Prometida, Dios instruyó a Moisés para enviar a doce espías a explorar Canaán. Esta tierra, llena de promesas, esperaba a los israelitas, y los espías tenían la tarea de observar todo: desde la gente y los animales hasta los cultivos y las fortificaciones.

Lo que encontraron fue una tierra de extraordinaria abundancia, rica en higos, uvas, granadas y dátiles, una verdadera muestra de la generosidad de Dios. Sin embargo, también se toparon con desafíos intimidantes: gigantes y ciudades con altas murallas y puertas robustas.

A su regreso, la mayoría de los espías permitió que el miedo eclipsara su fe, advirtiendo al pueblo sobre los gigantes y las ciudades fortificadas, y sembrando dudas sobre su capacidad para tomar la tierra. Pero había dos, Josué y Caleb, que vieron más allá del miedo y confiaron plenamente en que, con la ayuda de Dios, podrían conquistar Canaán.

En acción

Reflexiona sobre esta historia y compártela con tus padres. Pregúntales, y pregúntate a ti mismo: ¿En qué grupo te encontrarías? ¿Con los que se dejan llevar por el miedo o con aquellos que, a pesar de los obstáculos, confían en Dios y avanzan hacia la promesa? ¿Por qué?