15 febrero | Niños
«Hablad a la peña a la vista de ellos. Ella dará su agua» Números 20: 8.
Después de años de travesía por el desierto, el pueblo de Israel se encontraba cerca de la Tierra Prometida. Sin embargo, enfrentaron nuevamente el temor de no tener suficiente agua. A pesar de que Dios siempre les había provisto de lo necesario, volvieron a caer en la queja, un patrón repetido a lo largo de su viaje.
Ante esta situación, Dios dio instrucciones claras a Moisés: debía reunir al pueblo, tomar su vara, y hablar a la roca en presencia de todos para que brotara agua. Pero Moisés, frustrado por las constantes quejas del pueblo, actuó impulsivamente: golpeó la roca dos veces con su vara. Aunque fluyó agua en abundancia, satisfaciendo la necesidad del pueblo y de los animales, este acto de desobediencia entristeció a Dios, pues Moisés no siguió las instrucciones dadas.
En acción
La próxima vez que tus padres te pidan hacer algo, recuerda la importancia de la obediencia. Al igual que Dios delegó autoridad en Moisés para guiar a su pueblo, tus padres cuidan de ti siguiendo principios de amor y protección. Aprender a obedecer a tus padres es un paso fundamental para desarrollar una relación obediente y confiada con Dios.