16 febrero | Niños

El asna que hablaba

«Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: —¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?» Números 22: 28

Había un rey enemigo de Israel que se llamaba Balac. Había oído que Israel era poderoso y tuvo mucho miedo. Así que llamó a Balaam para que dijera maldiciones contra Israel para ver si perdían su fuerza.

Balaam había sido un hombre de Dios, pero ahora se había vuelto egoísta y solo podía pensar en el dinero. El rey le había prometido que le daría mucho dinero si hacía lo que le pedía. Así que montó su asno y se fue tan rápido como pudo.

Dios estaba muy triste con Balaam, así que le envió un ángel para que se interpusiera en su camino. Balaam no vio al ángel, pero el asna lo vio y se detuvo. Balaam, nervioso, ¡comenzó a golpear al animal hasta que le dolió!

La tercera vez que apareció el ángel, nuevamente el asna se detuvo, lo que ocasionó que fuera golpeada una vez más por Balaam. Pero aquí ocurrió algo sorprendente. ¡El animal le habló! «¡Balaam! ¡Te he llevado a todas partes! ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?».

Entonces Balaam vio al ángel y se dio cuenta de que estaba haciendo algo muy malo. Aunque Balaam continuó su encuentro con Balac, su intento de maldecir a Israel se transformó en bendiciones, pues no podía pronunciar sino lo que Dios le permitía.

En acción

Aunque los asnos no hablan en nuestra realidad cotidiana, esta asna en particular fue un instrumento de Dios para transmitir un mensaje. Imagina cómo sería y dibuja al asna hablándole a Balaam. Este ejercicio no solo es divertido, sino que también nos recuerda estar atentos a las maneras inesperadas en que Dios puede comunicarse con nosotros.