28 febrero | Niños

La serpiente de bronce

«Y Jehová le respondió: “Hazte una serpiente ardiente y ponla sobre una asta; cualquiera que sea mordido y la mire, vivirá”» Números 21: 8

A medida que el pueblo de Israel se acercaba a la Tierra Prometida, la impaciencia comenzó a apoderarse de ellos. Creían que el viaje estaba demorando más de lo necesario, sin darse cuenta de que sus constantes quejas y críticas hacia la comida, el camino, el agua, Moisés y hasta Dios mismo estaban impidiendo su progreso. Su actitud los hacía no estar listos para recibir las bendiciones de la nueva tierra.

En medio de otra ola de quejas, un acontecimiento alarmante tuvo lugar: serpientes venenosas aparecieron en el campamento, mordiendo a muchos y causando la muerte. Ante esta crisis, el pueblo reconoció su rebeldía y pidió perdón. En respuesta, Dios instruyó a Moisés para hacer una serpiente de bronce; aquellos que habían sido mordidos y miraban hacia la serpiente de bronce se recuperaban. Este acto no era magia, sino un símbolo de fe y obediencia hacia Dios, quien es la verdadera fuente de sanación.

En acción

Reflexiona sobre tus propias quejas y cómo estas pueden afectar tu relación con tus padres y con Dios. ¿Encuentras similitudes con el comportamiento del pueblo de Israel? Conversa con tus padres sobre este tema y, juntos, oren pidiendo la capacidad de confiar más en Dios y de encontrar gratitud en medio de las circunstancias desafiantes.