4 marzo | Niños
«Y el sol se detuvo, y la luna se paró, hasta que la gente se vengó de sus enemigos» Josué 10: 13.
Tras el espectacular triunfo en Jericó, gracias a la intervención divina que derrumbó sus muros, Josué y el pueblo de Israel enfrentaron nuevos desafíos. En un momento particularmente tenso, cinco reyes decidieron unirse contra Israel, representando una amenaza formidable. Sin embargo, Israel no estaba solo en esta lucha; Dios estaba con ellos. Durante la batalla, una tormenta de granizo enviada por Dios diezmó las fuerzas enemigas, un milagro impresionante por sí mismo.
Pero aún había más por hacer y el día comenzaba a declinar. Frente a la inminente oscuridad, Josué pidió audazmente a Dios que detuviera el sol en el cielo para prolongar la luz del día y permitir que Israel continuara la batalla. Dios respondió a esta petición, y el sol se mantuvo brillante en el cielo durante horas extras, un hecho sin precedentes que aseguró la victoria israelita.
En acción
Reflexiona y conversa con tu mamá sobre cómo Dios cuida de ti y tu familia, reconociendo esos pequeños y grandes milagros que a veces damos por sentados.