12 marzo | Niños
«Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: “Traed a Sansón para que nos divierta”» Jueces 16: 25.
Aunque era muy fuerte y tenía un propósito especial, Sansón desobedeció a sus padres y a Dios. No le importaba tomar bebidas alcohólicas y se hizo amigo de los filisteos, los mayores enemigos de Israel. ¿Puedes imaginarlo?
Un día, Sansón fue a visitar a una amiga a la ciudad de Gaza. Cuando los enemigos se enteraron de que estaba allí, cerraron las puertas de la ciudad para atraparlo. Cuando salió, vio las puertas cerradas, las arrancó y se las llevó sobre la espalda a una colina alejada de allí.
Los filisteos pidieron a su amiga que descubriera el secreto de su fuerza. Ella insistió y lloró hasta que Sansón le dijo que su fuerza estaba en su cabello y por ello no podía cortárselo. Un día, mientras estaba con Dalila y él dormía, ella llamó a los filisteos, que le afeitaron la cabeza y lo ataron. Cuando despertó, Sansón ya no tenía fuerzas. Los enemigos le hirieron los ojos y lo pusieron a hilar en un molino.
Sansón se arrepintió mucho, y Dios lo perdonó. Pero acabó muriendo con sus enemigos.
En acción
Por desobedecer a sus padres y a Dios, Sansón tuvo un triste final. Ora con tus padres para ser siempre obediente a ellos y a Dios. Luego dibuja a Sansón luchando contra un león.