16 marzo | Niños
«Entonces Samuel dijo: —Habla, que tu siervo escucha» 1 Samuel 3: 10
Elí era juez y sacerdote de Israel, y tenía dos hijos, Ofni y Finees. Ellos ayudaban durante los servicios en el tabernáculo, pero eran malos y carecían de reverencia por los asuntos de Dios.
Dios estaba muy triste por esto.
Un día, una mujer llamada Ana llegó al tabernáculo. Lloraba mucho y oraba porque quería tener un hijo… ¡Entonces Dios le dio la oportunidad de concebir a un niño que se llamaría Samuel!
En cuanto Samuel dejó de mamar, su madre lo llevó al tabernáculo a vivir con Elí. Samuel era bueno, obediente y amaba a Dios.
Una noche, oyó que alguien lo llamaba. Corriendo, fue a la habitación de Elí. Pero Elí no lo había llamado. Samuel oyó la voz dos veces más. Era Dios. Y respondió: «Habla, Señor, que tu siervo oye».
Dios le dio a Samuel mensajes importantes para que se los transmitiera a Elí, a pesar de que era solo un niño.
En acción
Dios también llamó a niños para que hablaran de él a otros. ¿Qué harías tú si fueras llamado por Dios?