18 marzo | Niños
«Porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado» 1 Samuel 8: 7
¿Recuerdas al niño Samuel? Creció y se convirtió en profeta en Israel. Todos lo respetaban mucho. Durante muchos años cuidó del pueblo. Pero envejeció.
El pueblo empezó a darse cuenta de que las naciones vecinas tenían un rey, y ellos no. De hecho, el rey de Israel era Dios mismo. Pero el pueblo quiso imitar a las naciones vecinas y empezó a pedir también un rey.
Samuel se entristeció. Empezó a pensar que el pueblo ya no le quería. Pero Dios le dijo que estaba aún más triste que Samuel, porque era a él a quien el pueblo despreciaba.
Dios permitió que el pueblo fuera a buscar un rey. Pero un día entenderían que pedir un rey no era lo correcto. ¿Sabes por qué? Estaban dejando de confiar en Dios para confiar en un hombre que les cobraría impuestos para mantener el palacio y todos los gastos, y que haría siervos a muchos de ellos y a sus hijos.
Pero de todos modos querían un rey, ¡y Saúl fue elegido para ser el rey!
En acción
Pide ayuda a tu mamá o papá y averigua algunas de las cosas que hace un rey.