30 marzo | Niños
«Dios es el que me ciñe de fuerza, quien despeja mi camino» 2 Samuel 22: 33
David era un valiente guerrero. Desde que era un pastorcito, ya había experimentado la confianza en Dios, protegiendo a su rebaño contra leones y osos. Después, luchando contra el gigante Goliat, Dios le dio la victoria. Luego, como rey y luchando en las guerras para proteger su reinado, Dios lo bendijo.
En los relatos anteriores, leíste la triste historia de la caída de David. Se arrepintió y sufrió las graves consecuencias de su pecado. Con todo, cada día reconocía la bondad y la justicia de Dios en su vida.
Tras la traición de Absalón y el regreso de David al palacio, Dios le concedió importantes victorias. Además de guerrero, David era poeta, músico y compositor. ¡Alabó a Dios en el Salmo 22, recordando cómo Dios lo había librado en tantos momentos y que Dios era su refugio y fortaleza!
En acción
¿Puedes recordar las cosas que Dios ha hecho y sigue haciendo por ti cada día? Menciona tres de ellas.