31 marzo | Niños
«Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda» 1 Reyes 3: 9
El rey David envejeció y murió. Su hijo Salomón ocupó su lugar. Salomón amaba a Dios. Y cuando fue elegido para ser rey, no presumía diciendo: «¡Mira, soy mucho mejor que tú!»
En realidad, sentía mucho miedo. Una vez, Dios le preguntó qué le gustaría recibir. ¡Vaya sorpresa! Dios es capaz de darnos lo que deseamos… Salomón podría haber pedido ser muy rico y famoso. Pero le dijo a Dios que se sentía como un niño. ¿Cómo podría dirigir un reino, resolver tantos problemas y proteger al pueblo de sus enemigos?
¿Sabes lo que pidió? Pidió a Dios sabiduría para tomar las decisiones correctas. Pidió a Dios un corazón bondadoso para juzgar correctamente a la gente que acudía a él.
Dios respondió su oración dándole lo que había pedido, pero Dios también le dio riquezas y fama.
En acción
¿Qué te gustaría pedirle a Dios hoy?