6 enero | Adolescentes
«Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda.» Génesis 4: 4-5
En la historia de Caín y Abel, los primeros hijos de Adán y Eva, vemos a Dios pidiéndole algo muy especial a los dos hermanos: el sacrificio de un animalito. Abel obedeció y ofreció a Dios exactamente lo que Él había pedido, la mejor de sus ovejas. Dios se sintió muy complacido con la oferta de Abel, pues fue hecha de corazón y con obediencia. Caín, por otro lado, no siguió las instrucciones de Dios de la manera correcta. Solo trajo algunas cosas que cultivó, pero eso no era realmente lo que Dios había pedido. Esta historia nos enseña la importancia de escuchar y hacer exactamente lo que Dios nos pide.
Cuando Dios pide algo específico, como un sacrificio, que es cuando damos algo que apreciamos mucho para mostrar nuestro amor y respeto hacia Él, debemos hacer exactamente como Él pide. Si Dios nos orienta a evitar ciertos tipos de alimentos, debemos obedecer. Y si Él elige un día especial para ser recordado y guardado, es ese día el que debemos respetar. Obedecer a Dios no se trata solo de hacer cosas buenas, sino de hacer las cosas exactamente como Él nos lo pide.
En Acción:
Vamos a comenzar un diario de obediencia a Dios. Toma un cuaderno y anota todo lo que entiendas que Dios te está pidiendo que hagas. Puede ser algo que leíste en la Biblia, algo que sentiste en tu corazón durante la oración, o un consejo sabio que recibiste. Este diario será un recordatorio poderoso para que nunca te olvides de obedecer a Dios en todo lo que Él pide.