9 enero | Adolescentes

ABRAHAM, EL PADRE DE LAS NACIONES

«Jehová había dicho a Abram: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”» Génesis 12: 1

Alrededor de 100 años después del diluvio, las personas se dispersaron por la Tierra, alejándose de la región donde se encontraba la torre de Babel. En Ur de los caldeos vivía un hombre muy bondadoso llamado Abram, más tarde conocido como Abraham. Estaba casado con Sarai, pero no podían tener hijos. Entonces, cuando menos lo esperaban, Dios habló con Abram y le dijo: «Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande». Abram aceptó la orden de Dios sin vacilar ni dudar. Dios cumpliría Su promesa, pero no en el momento en el que la pareja se lo imaginaba.

A menudo, no entendemos los planes de Dios, pero necesitamos confiar en que Su voluntad siempre es mejor que la nuestra. Es como estar en una aventura donde cada etapa, cada desafío, nos prepara para algo grandioso al final. Aunque no sepamos todos los detalles del camino, sabemos que la recompensa valdrá la pena. ¡Lo mismo ocurre en nuestras vidas! Lo que necesitamos hacer es aceptar el llamado divino y confiar en que Su plan será mejor que el nuestro, así como lo fue en la vida de Abraham.

En Acción:

¡Crea una historieta sobre tu familia! Usa lápices y papel para dibujar una historia en viñetas acerca de la vida de tu familia, incluyendo momentos especiales y desafíos. Al final, imagina y dibuja el final feliz que crees que Dios ha preparado para ustedes. Al igual que la historia de Abraham, recuerda que Dios tiene planes maravillosos para tí y para tu familia.