10 abril | Adolescentes
«Pero tan pronto tocó el muerto los huesos de Eliseo, revivió y se puso en pie.» 2 Reyes 13: 21
Imagínate estar en un velorio y que justo cuando van a enterrar al difunto, este resucita. Aunque existen historias de personas que parecían muertas y volvieron a la vida, el evento al que nos referiremos hoy es verdaderamente sobrenatural. Durante un entierro apresurado, para evitar ataques de invasores, el cuerpo de un hombre fue colocado en la sepultura de Eliseo, un profeta de Dios ya fallecido. Lo que sucede a continuación es un verdadero testimonio del poder divino: al tocar los huesos de Eliseo, el hombre muerto regresa a la vida y se levanta. ¡Guau! ¿Puedes imaginarte el asombro que se apoderó de todos los presentes?
Este milagro no es solo una historia impresionante; también nos sirve como un recordatorio del inmenso poder de Dios y de Su presencia constante en el mundo. Elena G. White menciona que los ángeles guardianes permanecen junto a las tumbas de nuestros pioneros, siervos fieles de Dios, honrando a aquellos que dedicaron sus vidas al servicio divino. Esto revela que Dios valora la dedicación y el compromiso de Sus seguidores, incluso después de la muerte. Después de todo, para Él, la muerte no es el «punto final», sino «un punto y coma» antes del nuevo comienzo previsto para aquellos que creyeron en Él.
En Acción:
La próxima vez que visites un cementerio, aunque generalmente esto ocurra en un momento de tristeza, recuerda este episodio y la promesa de que los ángeles de Dios cuidan los lugares de descanso de Sus fieles siervos. Que este pensamiento traiga consuelo a tu corazón, sabiendo que el poder de Dios está presente incluso en los momentos más tristes y sombríos.