12 abril | Adolescentes
«Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.» 2 Reyes 22: 11
En el antiguo reino de Judá, había un joven rey llamado Josías que quería hacer lo correcto ante los ojos del Señor. Un día, durante las reparaciones del templo, Hilcías, el sumo sacerdote, encontró algo muy especial escondido entre los escombros: el Libro de la Ley. Este libro había estado perdido por generaciones, y su descubrimiento estaba a punto de cambiarlo todo en ese reino.
El rey Josías escuchó mientras Safán, el escriba, leía las palabras del libro en voz alta. Las palabras eran como un espejo, mostrando a Josías y a su pueblo cuánto se habían desviado de los mandamientos de Dios y lo «sucios» que estaban ante Él. Josías entonces rasgó sus vestiduras en aflicción, una señal de profundo pesar y arrepentimiento. Se dio cuenta de que su reino necesitaba volverse a Dios y hacerlo de todo corazón.
Determinado a arreglar las cosas, Josías reunió a todo el pueblo de Judá y les leyó las palabras del Libro de la Ley. Lideró a su pueblo en una alianza para seguir al Señor y guardar Sus mandamientos con todo el corazón y el alma. Lo que aprendemos de esta historia es que, al igual que el rey Josías, nosotros también debemos estar siempre listos para escuchar la Palabra de Dios y obedecerla. Esto puede significar tomar decisiones difíciles para hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando, o alejarnos de cosas que sabemos que desagradan a Dios. Recuerda, cada elección que hacemos puede acercarnos más a Dios o alejarnos totalmente de Él.
En Acción:
Crea una «búsqueda del tesoro» con algo importante en tu casa, como un libro favorito o un álbum de fotos de la familia. Esto te ayudará a entender lo emocionante que debió ser encontrar el Libro de la Ley en el templo.