14 abril | Adolescentes
«E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.» 1 Crónicas 4: 10
¿Has oído hablar de Jabes? Aparece en la Biblia y se volvió famoso en el mundo cristiano porque hizo una oración muy especial. Jabes tenía un nombre que significaba ‘dolor’, pero no dejó que eso definiera su vida. En vez de eso, hizo una poderosa oración a Dios. Él pidió: «¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe!». ¿Y sabes qué pasó? ¡Dios concedió su petición!
La oración de Jabes es corta, pero contiene todo lo que necesitamos para tener un buen día y crecer en la vida. Pedir la bendición de Dios es como pedir que Él esté con nosotros en todo lo que hacemos, ayudándonos a tomar buenas decisiones y ser mejores personas. Pedir más territorio significa pedir nuevas oportunidades y experiencias, ayudándonos a «llegar más lejos». Pedir protección contra el mal, por otro lado, es pedir a Dios que nos mantenga seguros y nos proteja de las cosas malas de este mundo.
Muchas veces pensamos que nuestras oraciones deben ser largas y complicadas. Pero, al ver la oración de Jabes y hasta la oración del «Padre Nuestro», vemos que lo importante es saber qué pedir y agradecer de manera simple. Las oraciones cortas y sinceras pueden ser muy poderosas. ¿Qué tal intentar orar así todos los días?
En Acción:
Memoriza la oración de Jabes. Compártela con tu familia y, siempre que puedan, repitan juntos esta oración. Es una manera simple y poderosa de pedirle a Dios un día bendecido, lleno de oportunidades y protección.