16 abril | Adolescentes
«Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras.» 1 Crónicas 16: 8
¿Sabías que hasta los reyes hacían pausas para agradecer? David, uno de los grandes reyes de Israel, tenía un corazón lleno de gratitud que lo inspiró a componer varias canciones. Compuso un salmo especial para agradecer a Dios por todas las maravillas que había hecho. David sabía que agradecer no es solo decir «gracias» después de recibir un regalo. Es reconocer todo lo bueno que Dios nos da todos los días: nuestra salud, familia, amigos, naturaleza, y hasta las lecciones que aprendemos a través de los desafíos que la vida nos presenta.
David cantó sobre la grandeza de Dios y sobre su cuidado por nosotros. A través de su música, el salmista nos pide que recordemos las maravillas que Jehová ha hecho en nuestras vidas. Esto nos enseña que podemos conversar con Dios no solo pidiendo ayuda, sino también agradeciendo por todo lo bueno. Agradecer hace que nuestro corazón se sienta más ligero y feliz, como lo hizo David: «Alabad a Jehová, invocad su nombre; Dad a conocer en los pueblos sus obras. Cantadle, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente. Haced memoria de las maravillas que ha hecho, De sus prodigios y de los juicios de su boca.».
En Acción:
¿Qué tal crear tu propia canción de gratitud? Toma un papel y una pluma, piensa en todo lo bueno que ha pasado hoy o esta semana y escribe una pequeña canción o poema agradeciendo a Dios. ¡Puedes hasta añadir una melodía simple!