17 abril | Adolescentes
«Prefiero caer en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo, que caer en manos de los hombres.» 1 Crónicas 21: 13
Imagina tener que elegir entre tres caminos, todos ellos difíciles. El rey David de la Biblia se encontró exactamente en esta situación cuando necesitaba elegir una consecuencia para el error que había cometido. ¿Sabes qué eligió? A pesar del miedo a lo que podría suceder, David decidió confiar en Dios. Sabía que Dios está lleno de amor y misericordia, incluso cuando necesita corregir a alguien.
David dijo algo muy importante: es mejor caer en la mano de Dios que en manos de los hombres. Esto significa que, incluso cuando tenemos miedo o cuando cometemos errores, podemos confiar en que Dios cuidará de nosotros con amor. Él conoce nuestro corazón, sabe todo sobre nosotros y aún así nos ama mucho.
Dios no es como las personas, que a veces pueden ser duras o no entender nuestros errores. Dios siempre quiere ayudarnos a crecer y ser mejores. Él es como un padre amoroso que, incluso cuando necesita enseñarnos lecciones difíciles, lo hace con cariño y pensando en nuestro bienestar.
En Acción:
Juega a los «palillos» con tu familia. Necesitarás tres palillos: dos del mismo tamaño y uno más corto. Sostén los palillos de tal forma que nadie pueda ver cuál es el más pequeño. Cada miembro de la familia elige un palillo, y quien tome el más pequeño tendrá que hacer una tarea doméstica. Supongo que ya conoces este juego, pero he aquí una nueva regla: los otros miembros de la familia pueden elegir ayudar, mostrando misericordia y trabajando juntos.